La Administración de Negocios en la Filantropía y la Caridad

La Administración de Negocios en la Filantropía y la Caridad

El administrador de negocios se caracteriza por su habilidad para administrar recursos y producir resultados. En los negocios estos resultados son económicos. Además de la compensación económica, los negocios también proporcionan una satisfacción moral al administrador, pues benefician a la sociedad mediante la producción de bienes y servicios, creación de puestos de trabajo, pago de impuestos, desarrollo de tecnologías, integración de la sociedad a nivel global, desarrollo y divulgación de mejores prácticas, etc. (1). El concepto de responsabilidad social corporativa lleva al ejecutivo del negocio a establecer como mínimo indispensable, su compromiso con el crecimiento económico sostenido, el cumplimiento de normas legales,  la adopción de principios éticos en sus relaciones con la sociedad y todos los interesados en el negocio. Este concepto de responsabilidad social se considera necesario para mantener la buena reputación del negocio, controlar los riesgos  y hacer que el negocio permanezca en el futuro. La inversión de recursos en causas altruistas ajenas a los intereses del negocio se convierte en un acto socialmente irresponsable por parte de la administración del negocio por cuanto es injustificable frente a su mandante, el dueño del capital. Es éste quien tiene la facultad para decidir la manera como invierte los recursos que posee.

Es así como muchos temas de interés general de la comunidad dejan de ser atendidos por los negocios y son abordados desde el punto de vista de filantropía o de la caridad, siendo los propietarios de los recursos los que pueden decidir la causa en la que los emplean. La filantropía se diferencia de la caridad en cuanto ésta busca aliviar los problemas sociales, mientras que la filantropía intenta resolverlos de manera definitiva (2).  Algunos opinan que esos temas deberían ser atendidos más bien por  el estado, pero el estado de un país en vía de desarrollo suele estar inmerso en una confusa agenda interminable de asuntos económicos, políticos, filosóficos, organizacionales, contradicciones, etc. que deja muchas propuestas sin esperanza de que sean atendidas. La causa filantrópica o caritativa se convierte entonces en un aporte indispensable para el progreso de la sociedad.

La filantropía o la caridad organizada suele realizarse a través una entidad sin ánimo de lucro (esal). Sin embargo, no todas las esales tienen fines altruistas. De hecho, existen numerosas esales que  no están comprometidas con  causas filantrópicas o caritativas, sino con a la atención de asuntos de una comunidad, como por ejemplo la administración de un condominio, una cooperativa o un asunto político. Incluso algunas esales son, en realidad, negocios que favorecen a la comunidad. En estos casos, el administrador de negocios puede identificar y medir sus objetivos en relación con los propósitos de esa comunidad en particular. 

Mucho puede aprender el administrador de negocios, de las experiencias del filantrocapitalismo  puesto en práctica por multimillonarios en el cual las habilidades empresariales se utilizan para gestionar actividades no lucrativas. Tal vez los recursos económicos de que dispone el administrador de negocios no sean impresionantes como los ejemplos que suelen mencionar los periódicos,  pero igualmente, el arte y la ciencia de la administración de negocios puesta al servicio de una causa filantrópica o caritativa, puede aumentar la efectividad del trabajo propuesto. Los conceptos de planeación estratégica, misión, visión, valores, tecnología, presupuesto, procesos, gestión de recursos humanos, calidad, responsabilidad social, etc. tiene igualmente que ser adaptados y aplicados en la organización que debe acometer la causa de la organización.

Cuando el administrador de negocios  se ve profesionalmente involucrado en una causa filantrópica o caritativa que requiere la responsabilidad de administrar tiempo, talento y dinero, y en el cual el indicador de gestión que tenía en el negocio, la rentabilidad, ha desaparecido del tablero de control, el resultado tendrá que medirse en términos de número de beneficiados para el que se propuso la organización, o por la realización científica o cultural propuesta por esa causa. Igual que en los negocios, la ética del administrador conlleva conseguir los mejores resultados con los recursos a su disposición, buscar el crecimiento de la organización, cumplir las normas legales y adoptar los mejores estándares de que se disponga a nivel global.

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Enlaces útiles:

(1)    Un excelente documento sobre el papel de los negocios en la sociedad:

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