Gerenciar la cultura de honestidad

Gerenciar la cultura de honestidad


Los estudios científicos de la deshonestidad basados en la observación metódica bajo condiciones de control y aplicación del método científico, proporcionan una descripción positiva de la conducta típica de los grupos  sociales y sugieren interesantes ideas para la prevención de la deshonestidad. Los estudios de psicología social y economía conductual, como los realizados por Dan Arielis y Francesca Gino, concluyen que aunque no todas las personas actúan deshonestamente, la inmensa mayoría están dispuestas a trasgredir un principio ético siempre y cuando, luego de hacerlo ellas puedan seguir sintiéndose honestas. Cuando enfrentan la oportunidad de realizar una trampa,  deben resolver el conflicto entre mantener una imagen positiva de sí mismo y obtener el beneficio inmediato que se desprende de entrar en el terreno de lo indebido. Una forma de resolver este conflicto, es hacer trampa solo un poco, reinterpretando el comportamiento incriminado como un error honesto.
Las empresas deben realizar cuantiosas inversiones para diseñar y mantener sistemas de cumplimiento (Corporate Compliance) que les permitan identificar y clasificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan y establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos. Uno de esos riesgos proviene del comportamiento deshonesto de sus propios colaboradores o de los terceros con los cuales tiene relación. Un solo individuo, proveedor, cliente o socio puede realizar un acto deshonesto con perjuicios potenciales gigantescos. La deshonestidad puede consistir en una actuación que pretenda beneficiarse egoístamente en contra de los intereses organizacionales, la falta de diligencia en la labor, o el incumplimiento intencional de una disposición de seguridad industrial. Un claro entendimiento de la deshonestidad como comportamiento social, puede ser de gran utilidad para la alta dirección de una organización, a quien se dirige este análisis. Vale la pena comentar, que  la prevención y el manejo de la deshonestidad en las corporaciones y empresas, es naturalmente mucho más sencilla que en el plano macroeconómico en donde su conceptualización está sujeta a múltiples interpretaciones políticas, culturales, económicas, militares y educativas.

Estos estudios científicos también han concluido con algunas recomendaciones para evitar el comportamiento deshonesto en un grupo social. Una de esas recomendaciones es concentrarse en el diseño de sistemas éticos que no den espacio para actuaciones deshonestas. Otra recomendación dirigida a los líderes es practicar lo que predican. Su ejemplo es la mejor forma de alentar un comportamiento ético, ya que sus decisiones influirán en la manera como sus subalternos tomarán las decisiones. Crear culturas honestas puede reducir las fallas éticas al fortalecer las normas de conducta apropiada en lugar de fortalecer las reglas.

También han concluido esos estudios que el recordar los principios éticos a las personas influye sobre las decisiones que toman. En uno de esos experimentos, por ejemplo, antes de hacer las pruebas en las que podría presentarse la deshonestidad, se les recordaba a los participantes los diez  mandamientos  de la doctrina  cristiana y judaica. Luego se hacía el experimento resultando en un desempeño promedio más honesto. Esto nos lleva a valorar el efecto que en el pensamiento de la masa humana producen las prédicas regulares de miles de iglesias de diferentes credos  que mantienen vivo el ideal de un comportamiento honesto.

Pero al entrar al terreno de la educación moral, que tan claro beneficio trae a la humanidad, encontramos dos líneas de pensamiento. Una, predominante en las religiones que mayor influencia tienen en occidente se fundamenta en una interpretación de las enseñanzas de sus fundadores y considera que la naturaleza de las personas es la de pecador, y por tanto es normal que tenga comportamientos deshonestos. Esta línea de pensamiento hace una distinción entre faltas veniales y faltas graves, aunque todas pueden ser borradas mediante el arrepentimiento y el perdón. Dada la amplia influencia que la religión tiene en el pensamiento colectivo, la afirmación de que errar es propio del ser humano y que la absolución es alcanzable en cualquier momento de la vida, puede  explicar la autocomplacencia con  el comportamiento no ético generalizado, hasta cierto punto.

Pero existe otra línea de pensamiento que proviene de maestros iluminados que compartieron su conocimiento y que dan interpretación diferente a  las enseñanzas de los fundadores de las religiones. Esta perspectiva sostiene que todas las personas tienen una naturaleza divina. Cuando nacen tienen los valores humanos incorporados en ellas, y  es cuestión de desarrollarlos mediante la educación apropiada. Sostiene también que el comportamiento deshonesto es innatural al hombre y por lo tanto la deshonestidad se eliminaría con una educación basada en el desarrollo de los valores inherentes a la persona, los cuales no pueden ser comprendidos sin una perspectiva espiritual de la identidad del hombre. Esa capacitación,  precisa de maestros que puedan enseñar mediante el ejemplo y el conocimiento derivado de su experiencia. En este enfoque, la consecuencia de cada falta ética es el karma de la misma, y significa que la persona experimentará inexorablemente los dolores o pérdidas causadas a otros por esa falta. La eliminación de las faltas se basa en el perfeccionamiento del carácter inspirado por los maestros,  con una dosis grande de disciplina, determinación y esfuerzo personal, como lo han hecho desde antiguo los auténticos yoguis. Esta enfoque, respalda la tesis de Jean-Jacques Rousseau, «El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe».

En resumen, hemos visto tres enfoques de la deshonestidad. El científico que muestra la deshonestidad como un comportamiento predominante; el religioso que sostiene que el hombre es pecador, es decir, deshonesto, en su naturaleza, pero que debería portarse bien, aunque si no lo hace existe la posibilidad de perdón. Y el espiritual, que sostiene que la naturaleza del hombre es la honestidad, y que predica que no existen ninguna acción cuyo karma no se coseche a su debido tiempo.

Quienes tienen la responsabilidad de dirigir grupos, deberían tener en cuenta los tres tipos de pensamiento para actuar con sabiduría, astucia y prudencia, y evitar que las organizaciones de las cuales son responsables sufran las consecuencias de una conducta indebida. La conducta recta debe ser cuidada de la misma forma que se cuidan otros activos como son los clientes y la caja. Esto es gerenciar la cultura de honestidad.

Enlaces útiles:

https://es.wikipedia.org/wiki/Dan_Ariely

danariely.com/

htps://www.thedishonestyproject.com/

Dis(honesty): The truth about lies https://www.youtube.com/watch?v=8yJmP1Yzb5c

https://www.nature.com/articles/nn.4426

https://www.psychologicalscience.org/observer/the-truth-about-lying

https://www.jci.org/articles/view/847227

http://journals.ama.org/doi/10.1509/jmkr.45.6.633?code=amma-site

https://www.ethicalsystems.org/content/cheating-honesty
https://www.nature.com/articles/nn.4426

https://www.psychologicalscience.org/observer/the-truth-about-lying

https://www.jci.org/articles/view/847227

http://journals.ama.org/doi/10.1509/jmkr.45.6.633?code=amma-site

https://www.ethicalsystems.org/content/cheating-honesty

https://www.youtube.com/watch?v=fqXmLvaTRkI

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